Derechas en pleno ataque de nervios
Carlos Monge
La decisión del Presidente Vizcarra de no imponer el proyecto minero Tía María sobre poblaciones y autoridades locales y regionales que lo rechazan, ha generado una reacción histérica de todos los sectores de la derecha política.
Las acusaciones que vienen de la derecha cercana al fujimorismo son fuertes. Jaime de Althaus habla de traición a la patria; Aldo Mariátegui le dice farsante y mentiroso; Federico Salazar lo acusa de poner la política por encima de la ley; Juan Paredes Castro lo trata de incompetente y dictatorial; MariellaBalbi le achaca mentiras y engañifas; Fernando Rospigliosi dice que las leyes y los reglamentos no le importan nada.
Las que viene se sectores liberales son ciertamente menos virulentas, pero el apoyo a Tía María es total y la crítica a Vizcarra es frontal. Para Rosa María Palacios se trata del desinterés de quien ya se va y no quiere asumir el costo de la decisión. Augusto AlvarezRodrich acusa a Vizcarra de lavarse las manos como Poncio Pilatos para no encarar las consecuencias de apoyar a un proyecto necesario.
Los editoriales y las carátulas de medios que parecían jugados por Vizcarra en favor de las reformas y la lucha contra la corrupción, han cambiado de tono y hoy resaltan los problemas de crecimiento económico e inseguridad económica. Caretas le pone un polo rojo, que puede asociarse a Humala y/o el comunismo.
Da la impresión que el apoyo de sectores liberales a la lucha contra la corrupción y por las reformas judicial y política está condicionado a que Vizcarra se mantenga alineado al 100% con el libreto de la continuidad neoliberal. No están dispuestos a concederle la más mínima desviación.
Porque, seamos claros, Vizcarra les ha dado el Plan Nacional de Competitividad y Productividad y el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, este último un monumento a las Asociaciones Público Privadas; su Ministro Oliva mantiene intocado el piloto automático neoliberal; sigue enterrado el tímido Plan Nacional de Diversificación Productiva del gobierno de Ollanta Humala; y hay una bonanza minera con varios grandes proyectos en marcha. Pero no les basta. Lo quieren todo.
La derecha peruana puede tener serias discrepancias internas en torno al tema de la corrupción y las reformas judiciales y políticas. Sobre estos temas, sus sectores liberales pueden pelear a muerte con aquellos más bien brutos y achorados. Pero Vizcarra se sale del libreto neoliberal pro minero apenas una sola vez, y ambos sectores se lo comen vivo.
Veremos que viene en este terreno. Si Vizcarra –como lo ha hecho en días recientes- insiste en que sin legitimidad social Tía María no va, puede terminar de perder el apoyo de estos sectores liberales. Si eso pasa, entramos a un nuevo escenario.
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